Saturday, January 31, 2004

EN UNA CANTINA DE PORTLAND

Mi amigo
Me presentó a su nueva novia
Estábamos en el bar
Dónde ella trabajaba
Era “belly dancer”
La señora nos contó
De sus viajes por los continentes
Me preguntó en qué trabajaba
Soy traductor le dije
Pensé que tú también
Trabajabas en un restaurante
Como Ismael (mi camarada)
Porque en Europa
Los mexicanos también
Gobiernan las cocinas.

LA PREGUNTA Y LAS 7 VIVIENDAS


¿Están a la renta las casas?
Pregunté desde mi camioneta
A uno de los vecinos que barría su porche
Todas están rentadas
Respondió amablemente

Una mujer salió del interior de su casa
Le dijo en voz alta
Para que nosotros escucháramos
Que una se iba a desocupar

Él me dijo
Que hablara al teléfono que está en el anuncio
Para informarme si aún estaba disponible
Y añadió: ojalá se les haga
Le di las gracias.


Friday, January 30, 2004

DEA

Entonces sí era verdad
Sí nos seguían
Nos espiaban
Nos vigilaban
No fueron las drogas
No fue paranoia
Era realidad
Nunca me dijiste
Que tu papá
Fue narcotraficante

EN UNA ESQUINA DE LA CIUDAD

A Edalberto “El Maruchan” mecánico de los escritores

La cara
De una mujer europea
De unos 50 años
Está en la ventanilla
De mi camioneta
La señora quiere vender
Dos botes de coca cola
Está fuera de lugar
En algún tiempo
Ella fue de alta alcurnia
El día de hoy
Vendedora de semáforo
No se ve sucia
Ni alcohólica
Pero sí humillada
Por circunstancia extrañas
Me pide que le compre las sodas
Que sea una cooperación
Pero en el cenicero no hay monedas
Sólo colillas de cigarros
Y sí quisiera ayudarla
Pero no tengo pesos
Ni dólares
No tengo dinero
Y siento remordimiento
Porque en sus ojos
Hay rastros de una tragedia
Y no sé que decirle
No quiero decirle que no
Siento su pena
No sé cómo contestarle
Mi mecánico
Viaja a lado mío
Contesta por mí
Le dice
Con soda me oxido
Mejor pura cerveza
La mujer se aleja
Hacia otro auto
Antes que cambie el semáforo.

Thursday, January 29, 2004

TRÁNSITO

Los ladridos de la perra
Anuncian lo inesperado
Un fantasma pasa



Wednesday, January 28, 2004

ENERO

El mar en invierno
Aquí no es impulsivo
Es sublime como
Un niño desobediente.

Tuesday, January 27, 2004

LOS BOTES


El vecino
Tiene sed
Me invita un bote
Llega su amigo
Con más cerveza
Me dan otro bote

El señor
De la retroexcavadora
También bebe sus botes
Mientras conduce su maquina
En la puesta de sol

Cuando terminó
De partir mi tierra
Le pagué por sus servicios
Y le di otro bote
Me vecino dijo
Hace viento
Que frío
Hace falta un tequila.


THE SIGNIFICANCE

“We can be home in no time” said the runaway to the pimp.

The pimp didn’t know how to react to such words, he wanted to understand all those things the he forgot at Sunday school, and he was seeing this little runaway with the eyes of a little angel. For a moment he forgot the viciousness of his life.


Sunday, January 25, 2004

CUANDO EL MAR SE SALIÓ


No era cierto que la Baja California se hundiría en el pacifico. El maremoto sólo destruyó un poco menos de dos millas tierra adentro. Sí hubo pánico, pero no fue nada del otro mundo, muertos los hay todos los días.

El viejo que todos tiraban a loco, ese al que nunca le negué mi amistad, tenía provisiones almacenadas en el sótano de su casa; estaban muy bien escondidas. Había alimentos enlatados, antibióticos, analgésicos y muchas otras medicinas, cientos de envases de refrescos, dos litros, con agua; el viejo duró años coleccionándolos y llenándolos con agua y un chorrito de cloro para evitar que surgieran bacterias. Tenía armas y municiones. Tanques desechables de gas propano calentones del mismo combustible. También modificó una maquina corta césped; la convirtió en un generador de electricidad. Y lo que tenía de más: una gran variación de licores y tabacos, siempre me dijo que estos valdrían más que el oro en tiempo de catástrofes.

El viejo murió tres semanas después y me quedé con todo. Me hice rico. Evité las ciudades porque los policías empezaron asaltar gente, las provisiones que no tenían las conseguían con la ayuda de sus pistolas. Yo me quedé en esa casa, que antes estaba en el cerro pero quedó enfrente de la nueva playa. Por fuera parecía que estaba abandonada. Dentro de esa casa estuvo mi reinado. Tuve las mejores atenciones médicas (de hecho me convertí en le proveedor de medicamentos para doctores) en ocasiones tuve problemas con adictos en busca de morfina, sólo ocurrió en dos ocasiones. La primera vez descargué la escopeta hacia el cielo, la segunda llené de hoyos el lado izquierdo de la suburban. En ese tiempo tuve los mejores amores de mi vida.

EN LA PUERTA DE MI CASA

Oprimí el gatillo, siempre hay que oprimir y nunca jalar, si se jala la puntería es menos certera. Esperé el estruendo que regularmente pone en mis oídos un campaneo, sólo escuché un clic, ningún contra impacto. El cañón no escupió flamas

Los tres desconocidos me miraron con sonrisas que disciernen. El de la uzi tenía ojos azules, el de la escopeta era chicano, el de la nueve milímetros parecía ex policía municipal.

Les apuntaba con mi Glock 30 calibre 45 y ellos estaban más sonrientes que nunca. Como si en vez de balas, recibieron impactos de serenidad. Todos ellos con caras de ángeles. Quizá espíritus de victimas de bandoleros. No me dispararon. Con sus ojos me dieron incontables abrazos. Caminé hacia el otro lado de la ciudad.