Wednesday, October 29, 2003

LAS FAENAS DEL CHARQUITO

La crítica a Yépez y a otros, me recuerda un incidente de hace años. Al salir de un bar con una amistad, observamos como uno de los clientes, en un estado supra-ebrio, ofendía las madres de todos los presentes. Esto no fue suficiente para el ofensor, porque prosiguió al peligroso bulevar de la 5 y 10, se detuvo en plena vía de tráfico, y continuó con sus proclamaciones.

Los autos pasaban cercas de él y le pitaban para evitar atropellarlo. Muchos autos lo esquivaron. Hasta que se detuvo un carro blanco, último modelo, en su interior iba una pareja de mediana edad. Se bajó el conductor, un señor alto y corpulento, se acercó al ebrio y le soltó dos puñetazos. Nunca olvidaré el sonido de esos golpes porque se escuchó mejor que en las películas. El ebrio cesó de proferir sus maldiciones y se acerco hacia la acera. Me miró a los ojos y me dijo: “Ya me partieron la madre… ya me calmé”

Aunque los métodos del motorista hayan parecidos rudos, fueron éstos los que probablemente le salvaron la vida al borracho. En realidad el motorista es un héroe. Un altruista. Le salvó la vida una persona, que a razón de los excesos, perdió la capacidad de cuidarse a si mismo.

El Charquito usa procedimientos similares en el área de la semántica. Sus críticas son precisamente para salvarlos del error, para ayudarles a mejorar. Aunque esto parezca una paradoja, El Charquito los ama.

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