EL INCENDIO ES UN CONTRAFUEGO
No se puede hacer daño y salir ileso. Cuando el soldado disparó su fusil provocó lumbre en el sitio de tiro al blanco. En las llamas están las muertes de familias inocentes. Nadie se queda sin justicia, por eso arden las casas del país del egoísmo. La codicia por el petróleo también es combustible.
La paga de la maldad es la muerte y están recibiendo su sueldo. Están cosechando lo que han sembrado.
Quizá fue un conjuro de una madre afgana, o un brujo iraquí. Al ver sus seres amados mutilados por las armas de la avaricia. Lo escucho a lo lejos, entre la lluvia de cenizas, bajo el rojo del cielo: “Ojo por ojo, diente por diente”
Monday, October 27, 2003
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