SEGUNDA VISIÓN DEL DESIERTO
Eran las tres de la mañana y los relámpagos iluminaban el desierto. Varias veces el panorama dejó de ser oscuro. Ví esto a través de las ventanas del templo. En el interior no había electricidad. Sólo velas. Con cada relámpago el monasterio resplandecía.
Estaba sentado en un taburete intentando abrir el ojo de mi corazón. Cerré mis ojos. Los cantos bizantinos esperaban el crepúsculo. Gradualmente fui perdiendo las fuerzas de mi cuerpo. Aún no sé cómo no fui a dar al suelo. El taburete sostuvo mi peso.
Uno de los relámpagos no se apagó y en el resplandor miré al Stárets y sus ojos eran como cascadas. Elevaba sus plegarias al cielo, imploraba a razón de lo que veía. Miré lo que él miraba y ví mi cuerpo… lacerado.
Sentí como si hubiera caído en aguas glaciales pero no fue suficiente para extinguir el fuego. Abrí mis ojos.
Wednesday, October 01, 2003
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